Todos hemos visto y sentido la creciente crisis de salud mental en nuestro país, con especial atención en este mes de mayo en el que conmemoramos el Mes de Concientización sobre la Salud Mental. Desde el estrés de la pandemia al estrés económico, hasta un sistema de atención médica estresado, no hay duda de que muchas personas están luchando con problemas de salud mental en estos momentos. Se trata de una tendencia muy preocupante, ya que sabemos que el estrés tiene un impacto significativo en la salud de una persona y la salud bucal no es una excepción.
Una nueva investigación publicada en Frontiers in Oral Health estudió las asociaciones entre salud mental y salud bucal, así como el impacto de la COVID-19 en la salud mental. Demostró que las tasas de caries dental y pérdida de dientes eran más elevadas en los pacientes con trastornos mentales comunes que en la población general, y que la COVID-19 agravaba estos problemas. Los impactos negativos no se distribuyeron por igual. Por ejemplo, en el 2022 la encuesta del Institute State of Oral Health de CareQuest mostró que la ansiedad dental estaba especialmente asociada a unos ingresos familiares más bajos y a tener cobertura de seguro de Medicaid.
En DentaQuest, nuestro equipo de gestión de casos desempeña un papel único y directo para ayudar a los más vulnerables a superar las barreras que dificultan el cuidado de la salud. El equipo de nueve personas trabaja uno a uno con los afiliados de alto riesgo para proporcionarles la atención que necesitan, y llegó a atender directamente a entre 400 y 500 miembros al mes. Para estos afiliados, muchos de los cuales tienen discapacidades intelectuales o del desarrollo y ya sufrieron dificultades para acceder al cuidado dental, el miedo y la ansiedad de la COVID han producido obstáculos aún mayores.
Gonzalo Perez, gerente de gestión de casos de DentaQuest, señala lo siguiente: “Se trata de personas que ya tienen retos significativos para lidiar con el mundo en tiempos normales y, ahora, tienen que lidiar con el estrés de posiblemente contraer una enfermedad grave”.
Según Perez, el equipo ha observado un aumento de las referencias de afiliados que sufren problemas de salud mental, como ansiedad, depresión o enfermedades psiquiátricas. Cuando llegan estas referencias, el equipo se pone en contacto con los proveedores que gestionan la salud mental del afiliado para ayudarle a prepararse para la atención dental.
Perez explica lo siguiente: “Imagínese un paciente autista al que le resulta difícil ponerse una mascarilla. ¿Cómo ayudamos a gestionar eso para que el afiliado pueda ir al consultorio del dentista y tanto el personal como el paciente se sientan seguros? Trabajamos juntos, con nuestros afiliados y con los proveedores, para asegurarnos de que los cuidadores den prioridad no solo a las necesidades del paciente, sino también al equipo dental y al personal”.
No ha sido una tarea fácil. El problema sistémico de la falta de acceso al cuidado bucal, combinado con los factores de la COVID, han hecho más difícil que nunca ayudar a las personas a recibir el cuidado bucal que necesitan.
Además, Perez expresa que: “Hemos visto una reducción muy grave del acceso al cuidado para nuestros afiliados habituales, por no hablar de los que tienen problemas graves y obstáculos para conseguir citas con el dentista”. Él lo atribuye al cierre de más consultorios odontológicos, a problemas de personal y a la ansiedad por la COVID, todo lo cual contribuye a los retrasos en el cuidado.
PREVENTISTRY PULSE
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